Yo, pedazo de hoja seca. Por Sandra Monobe

Para Esther

Yo, era yo; tú no tenías ninguna obligación de saberlo, era yo quien te buscaba y tampoco tenía obligación alguna de saberlo, pero llegaste otra vez: tú.

reconocible
imagen recordable
estatua pegada al tiempo
sonidos con ritmo evocable
amada
silencio entregado al agua

Te busqué, te encontré y sólo lo supe en el momento de caer dentro de esa máquina

torniquete ordinario
reconocible
imagen recordable
siniestra asociación a la prisa
contratiempo

Vivo en un monumento dedicado al contratiempo, ignorado, hasta que me desintegre en un momento suficiente

asociación ignorada
transformada en letras
visión instantánea

Cambié de rumbo, te seguí desde que éramos dos o tal vez una partícula, te seguí, transformándome, sólo se me ocurrió esculpirme de esa hoja, guardé rayos del sol y quién sabe de cuántos astros más, bebí agua testigo de épocas, soporté ser sostenido por un árbol que echaba raíces. Te seguí y muchas veces el aire me sonaba a ti y a la mezcla de ambos. Tú caminabas, podías hacerlo, me llevaste en tu cabello unos cuantos minutos…

Prólogo desesperante del desenlace provisional

asociación instantánea

Caí, me pegué en tu boleto de metro, que tuviste que comprar haciendo fila

desesperante

Me cargaste como los árboles cargan el cielo y me aferré a ti como los árboles agarran la tierra…

insuficiente

Prólogo instantáneo de letras

Tú sólo caminabas, con un rumbo fijo

Yo cambié de rumbo, me caí de tu boleto de metro, lo atoré en el torniquete

contratiempo desesperante

Pensaste, me viste, pequeño pedazo de hoja seca: era yo; me recordaste cuando entretuve tu curso. Me viste y me llevaste a cuestas en tu cabeza, después, me escribiste: momento suficiente, me ves otra vez. Yo ya no soy:

Prólogo del desenlace no provisional

 

 

 

Imagen: La que Arde

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