Hace casi un año Alejandro Solalinde, sacerdote de la iglesia católica, hizo una declaración que tuvo mínimo eco en los medios de información a nivel nacional. Solalinde señaló que la iglesia católica es responsable de los feminicidios en Guanajuato. Ese estado y todo el bajío, explicó, son regiones machistas debido a la influencia que tiene en sus habitantes esta iglesia, que fomenta la desigualdad y el desprecio por la mujer.
Este hecho, evidente para muchxs, parecería escaparle a la mayoría de la población en un país que fue obligado a punta de horror y muerte a asimilar una doctrina religiosa que desprecia a las mujeres y las considera inferiores a los hombres. Una ojeada a las convicciones de los padres de esta iglesia basta para hacerse una idea del panorama:
“La mujer es una bestia que no es firme ni constante, llena de odio, que alimenta maldades. Es fuente de todas las discrepancias, querellas o injusticias”. San Agustín
“Soberana peste es la mujer, dardo del demonio. ¡Por medio de la mujer el diablo triunfó de Adán y le hizo perder el Paraíso!”. San Juan Crisóstomo
“La mujer es un defecto de la naturaleza, una especie de hombrecillo defectuoso y mutilado. Si nacen mujeres se debe a un defecto del esperma, o a los vientos húmedos. Sólo es necesaria para la reproducción”. Santo Tomás de Aquino
Con base en estos preceptos, te presentamos 8 razones por las que esta institución podría hacer de tu hijo un feminicida:
1. La iglesia católica ha sido históricamente una institución feminicida. Sus representantes, hombres en su totalidad, torturaron, asesinaron con lujo de sadismo y quemaron vivas a millones de mujeres (en muchos casos junto con sus hijxs) en nombre de su dios durante los 400 años que duró la ‘santa’ inquisición. Aunque también muchos hombres fueron víctimas de esta abominable cacería humana, la gran mayoría de las sacrificadas fueron mujeres, pues esta iglesia nos ha considerado históricamente viles por naturaleza, y envenenadoras del alma y la mente del hombre.
2. Porque el papa Juan Pablo II conminó a través de su portavoz Carlos Cafarra en 1988 a millones de católicos en todo el mundo a transmitir a sus esposas el virus del VIH antes que utilizar el condón al tener relaciones sexuales con ellas, aun cuando ya no fueran fértiles, dado que el mismo es una forma de contracepción prohibida por su dios.
La campaña criminal que este ‘santo’ de la Iglesia católica emprendió así contra las mujeres católicas evidencia su desprecio por la vida de las mismas, y lo hace responsable de millones de muertes en el mundo. Como lo afirma la teóloga alemana Uta Ranke, “De los muchos crímenes que ha cometido la Iglesia católica a lo largo de su historia, -siempre en nombre de Cristo- quizá ninguno sea tan inhumano y haya provocado tanto sufrimiento como la campaña pontificia en el siglo XX en contra de la prevención de los embarazos. La misma ha alcanzado un punto tal de dramatismo inhumano que, si no se tratara del Papa, su posición debería ya haberle creado problemas con las leyes penales”
3. Porque también la encarnizada campaña anti aborto institucionalizada por influencia de la Iglesia católica en todo el mundo ha provocado la muerte de millones de mujeres que no quieren o no pueden ser madres y no cuentan con los recursos económicos para interrumpir un embarazo no deseado. Aunque los líderes de esta Iglesia aseguran que su guerra está basada en la defensa de ‘la vida’, la misma ha sido y sigue siendo completamente indiferente a la muerte de estas mujeres, que en muchos casos han muerto con el producto dentro del vientre por negárseles el derecho a interrumpir un embarazo no deseado o no viable. El mensaje que transmite esta postura a católicos y católicas de todo el mundo es evidente: la vida de un embrión es importante, la de la mujer que lo lleva en el vientre es desechable.
4. Porque la Iglesia católica considera que también las niñas embarazadas, en todos los casos producto de una violación, deben ser forzadas a parir en contra de su voluntad. En Brasil, por ejemplo, el arzobispo José Cardoso Sobrinho, apoyado por el Vaticano, excomulgó a los médicos y la madre de una niña de nueve años que fue violada por su padrastro y abortó el producto de la agresión. El arzobispo afirmó que la decisión de abortar de esta niña era un acto de perversidad moral.
En México, Paulina, niña de 13 años, corrió con menos suerte, siendo intimidada y orillada por presiones de la organización católica Provida y el aparato estatal a parir en contra de su voluntad. Los casos son tan incontables como alarmante es el problema del abuso sexual infantil en todo el mundo, crimen del que también ha participado impunemente durante tiempo indefinido esta institución macabra, siempre bajo la protección y encubrimiento del papa en turno, incluido el recién nombrado “santo” Juan Pablo II.
5. Porque los líderes de esta iglesia han sido históricamente cómplices de genocidas misóginos en todo el mundo. La iglesia católica colaboró estrechamente, entre otros, con Adolfo Hitler, Francisco Franco, Rafael Videla y Augusto Pinochet, cuatro de los más grandes genocidas de la historia. Estos personajes, responsables de crímenes de lesa humanidad, ejercieron un especial sadismo contra las mujeres, a las que prostituían e infligían torturas inconcebibles por su crueldad. Debido a ello, la media de esperanza de vida de las mujeres en los campos de concentración era en un 50% inferior a la de los hombres.
6. Porque la distancia que existe en nuestro país entre misoginia y feminicido es incendiaria, volátil, y los líderes de esta iglesia no tienen pudor en seguir promoviendo entre sus seguidores el desprecio por las mujeres: en pleno siglo XXI siguen prohibiéndole a sus seguidoras ejercer el sacerdocio o ser electas como papas. Refrendando el dictamen del papa Pablo VI, Juan Pablo II aclaró en 1994 que no es admisible ordenar mujeres para el sacerdocio porque la exclusión de las mismas está en armonía con el plan de su dios para su iglesia.
7. Porque ningún representante de la Iglesia católica se ha pronunciado en contra del genocidio feminicida en México, lo que se traduce en una postura política que lo legitima y aprueba. Las mujeres, al parecer, no cumplen con la categoría de ser vivo que sí le otorgan al embrión en sus ampulosos discursos y cruzadas contra el aborto.
8. Porque a través de sus declaraciones, en cambio, han contribuido a invisibilizar este genocidio, del que también han sido partícipes, y que le ha arrebatado la vida a cientos de miles de mexicanas en los últimos 25 años, lo que los evidencia como cómplices del mismo.
“Las mujeres bendecidas con muchos niños son más saludables, limpias y alegres”, dijo Martín Lutero, fraile católico agustino protestante, “pero si eventualmente se agotan y mueren, no importa. Que mueran dando a luz, que para eso están”.
Que mueran. No importa. Para eso están.
Solamente entre 2012 y 2013 alrededor de 4000 hombres asesinaron a alrededor de 4000 niñas y mujeres en México por ser mujeres. La gran mayoría de estos crímenes fueron perpetrados con lujo de sadismo. ¿Son estos asesinos la versión moderna de los soldados del dios católico?