Sin contar con un solo indicio que le empujara a sospechar que Erika* y Lucía* pudieran estar denunciando falsamente a su agresor, Sergio José Bustamante Suárez, la editorial feminista Cuarto Propio, a través de su representante, Marisol Vera, decidió imputarles -a las sobrevivientes-, como lo hace sistemáticamente el sistema judicial mexicano, la presunción de culpabilidad en respuesta a los testimonios a través de los cuales denunciaron públicamente a Sergio Bustamante Suárez por la violencia que ejerció contra ellas durante 10 y 2 años respectivamente.
En seguimiento a estas denuncias, La Casa Mandarina, organización que está brindando acompañamiento legal y sicológico a ambas denunciantes, dirigió a la Editorial Cuarto Porpio un comunicado donde le hace llegar la denuncia y le solicita su postura al respecto. En respuesta, Marisol Vera dirige el comunicado que adjuntamos al final de este texto, donde, entre otras cosas, solicita a las denunciantes le proporcionen “evidencia adicional” de los 12 años de abuso que sufrieron a manos de Bustamante para dar crédito a sus denuncias:
“Nos parece de inmediata prioridad hacer todo lo posible para corroborar la veracidad de tales denuncias”, señala.
¿Cómo corroboraría Marisol Vera la veracidad de las humillaciones, los gritos, los golpes y los moretones infligidos durante 12 años en la habitación de Erika* y Lucía*?
Fácil: para ello considera adecuado que ambas sobrevivientes se entreguen a la tarea de reunir por parte de las amistades que Bustamante les prohibió, de compañeras de trabajo y de “relaciones laborales” testimonios que den legitimidad a los suyos.
¿No entra en el espectro de esta editorial feminista el considerar que mandar a las sobrevivientes a recabar testimonios de la violencia que vivieron es someterlas a un nuevo suplicio? O no entró en su espectro, o no lo consideraron relevante.
“Es por tanto de la mayor relevancia para sumarme públicamente al repudio del acusado por los delitos que se le imputan, el poder contar con evidencia adicional de su culpabilidad”.
“No le creo lo suficiente a Erika cuando denuncia que Bustamante la arrastró de los cabellos por la sala de su casa mientras la madre de éste observaba la escena”, parece estar diciendo entre líneas Marisol Vera al testimonio.
¿No es ésta misma la respuesta que recibimos todos los días del sistema machista ante nuestras denuncias? “Su hija no está desaparecida, señora, se fue con el novio”, dice el ministerio público. “No creo que él, siendo tan buen ciudadano…y además sin pruebas: pretende desprestigiarlo”, dice el juez. ¿Dónde están entonces las supuestas dimensiones críticas, no revictimizadoras, a las que nos debiera estar acercando el feminismo?
“Ese día él tiró mi ropa por todos lados, me jaló del cabello y me arrastró por todo el pasillo, despedazó mi celular. Yo ya estaba acostumbrada a que Sergio rompiera mis cosas. También a que me rompiera la madre”.
¿Es todo un invento de la imaginación de Erika* y Lucía*? ¿Por qué y para qué elucubrarían algo tan perverso y después se someterían al calvario de cuestionamiento y desprestigio que, sabían muy bien, les esperaba después de denunciar? ¿No es deslegitimar así una denuncia de este tipo cerrar los ojos ante la avasallante marea de violencia que se ejerce contra las mujeres en México, escudándose una vez más en los –en lo absoluto representativos- porcentajes de denuncias falsas? ¿No es eso elegir darle el voto de confianza al agresor por encima de su denunciante, y perpetuar así el sistema que lo cobija y encubre?
“Escribir esto me duele, porque me hubiera gustado no vivirlo. Me hubiera gustado estar en la universidad como cualquier chica normal, con amigas, sin miedo a hablar con otros hombres, sin cargar la responsabilidad de entregar, además de mis trabajos escolares, los de alguien más, sin tener que hacerme tonta si Sergio me pegaba en la calle, sólo disfrutando de esa etapa”, dice Erika en un país donde, aunque entre 7 y 12 mujeres son asesinadas diariamente, principalmente por sus parejas o ex parejas, la respuesta sistemática por parte de la sociedad machista que los protege sigue siendo la misma: no te creo.
¿Sabe la Editorial Cuarto Propio del desgaste emocional y sicológico que le implica a una sobreviviente de violencia doméstica: primero aceptar que lo que vivió fue violencia, y después denunciar a su agresor? ¿Es capaz de imaginar el miedo que experimentan las denunciantes de este tipo de violencias al pensar que quien tantas veces atentó contra sus vidas podría tomar medidas aún más violentas en respuesta a la denuncia?
“Aún así me dio terror, como me sigue dando, pero empecé una nueva vida y ahora decidí compartir esto públicamente porque me di cuenta que no he sido la única de la que él ha abusado. No quiero que nadie más sienta el miedo que yo experimento cuando describo lo que cuento aquí” .
Al margen de la retórica con la que asegura condenar estas violencias, en la respuesta de Cuarto Propio más bien percibimos una profunda preocupación porque el agresor sea inculpado injustamente, cuestión que convierte en el objetivo de su comunicado. Con cargo a las denunciantes, por supuesto.
¿Qué cientos de posibles respuestas solidarias y no revictimizantes le habría dado Virginia Woolf a Erika* y Lucía* ante el horror que denunciaron desde su Cuarto Propio?
Cuestión de sentarse a imaginarlas…
Respuesta de la Editorial feminista “Cuarto Propio”
Estimada Mora
Con mucha tristeza hemos leído el comunicado y las acusaciones respecto a violencia ejercida por Sergio José Bustamante sobre sus ex parejas. La denuncia de tan deleznables acciones nos parece imprescindible, los sujetos que las cometen deben ser identificados y tales actos condenados.
Nos parece de inmediata prioridad, sin embargo, hacer todo lo posible para corroborar la veracidad de tales denuncias, lo que imagino la prestigiosa casa de acogida de la que Ud forma parte está igualmente empeñada en realizar. Conozco mas allá de lo que desearía la negación social de parte del entorno de los abusadores, de modo tengo claro que no será su madre, ni sus parientes quienes pueda testificar al respecto. Pero la víctima menciona compañeras, un periódico, relaciones laborales, alejamiento de sus amistades, entre otros.
En los numerosos casos que he llegado a conocer, y como Uds saben mejor que yo, el entorno social de la víctima siempre percibe los cambios en la conducta de esta, se dan cuenta del efecto de los golpes y/o acoso sicológico, que por cierto la víctima niega a quienes lo mencionan. Este entorno es valiosísimo para dar fe de cambios de conducta y otros que afectan a las víctimas de violencia intrafamiliar. Por esta vía deseo expresar mi mas profunda solidaridad con las víctimas , a la vez que quedo atenta a la evolución de la investigación que permitirá corroborar la versión que ellas han entregado de los hechos.
He sufrido, por la experiencia de un familiar muy cercano, los efectos brutales de la violencia de género, sumado a la negación del entorno. Esto, para hacerle saber de mi compromiso personal e irreductible en la defensa de las víctimas . Sé por lo tanto también que nunca tal violencia pasa desapercibida por el entorno social y/o laboral de la víctima, y que aunque no hayan podido hacer nada en su momento, están mas que dispuestas a redimir su silencio declarando abiertamente lo que percibieron y/o vieron en su momento.
Pero también me ha tocado sufrir solidariamente, el horror de un acusado injustamente de tales crímenes, a quien le fue negado por años el contacto con sus hijos, para luego ser probado inocente.
Es por tanto de la mayor relevancia para sumarme públicamente al repudio del acusado por los delitos que se le imputan, el poder contar con evidencia adicional de su culpabilidad. Ciertamente no hablo de evidencia judicial, el sistema está diseñado para proteger a los depredadores, pero sí la evidencia circunstancial mencionada, a partir del testimonio de las víctimas y sus entornos.
No conozco mas que a la autora del valioso libro que el acusado ilustró y tengo de ella la más alta opinión. De su marido, esta es la primera noticia que recibo.
Mi usuario de Skype es xxxx, podemos comunicarnos por esa vía,
Quedo a su disposición. (SIC)
Marisol Vera
*Los nombres de las denunciantes fueron omitidos por cuestiones de seguridad.
Imagen de portada: Sergio Bustamante Suárez para la Editorial Cuarto Propio.