Ésta es la historia narrada por Grupo Marrano en su canción titulada “El cara de verga”, la más escuchada de la agrupación según plataformas como Spotify y YouTube:
Ha llegado a este pueblo, señores
“El cara de verga”
quiere meterle un sustote
a la puta de Marielva
por andar dando las nalgas
cuando estaba tras las rejas.
Quiere cortarle las chichis, señores,
quiere quemarle la pepa
porque de él nadie se burla
y el que se anima se muere
pobrecita de Marielva
trae muy grandote el ojete.
El curita de la iglesia
por ella pidió perdón
y le tumbaron los dientes
por metiche y preguntón
porque este “cara de verga”
no olvida una traición.
Hace días se la encontró
caminando por la plaza
le metió santo vergazo
que le rebotó en la cara
le dijo -pinche pendeja,
ya te cargó la chingada-.
-Perdóname “cara verga”-
gritando ella le imploraba
-mira que la carne es débil
y no hay culo que lo aguante
mi burro necesitaba la
verga de cualquier cuate-.
De su bragueta saco
una gran verga morada
-abre el hocico Marielva
ya te llevo la chingada-
después de meterle el bulto
ella murió asfixiada,
del pinche “cara de verga”
no se supo más nada.
La cultura de la violencia contra las mujeres presente en la música
“Grupo Marrano” es proveniente de Monterrey, conformado en 2002 por supuestos productores de otros intérpretes famosos. Se dice que su música pertenece al género regional mexicano. En su mayoría son corridos, pero por el lenguaje y las expresiones utilizadas, este grupo se considera como el creador de los pornocorridos, haciendo una analogía entre los corridos y la pornografía, es decir, la mayor parte de sus canciones cuentan una historia como se suele hacer en los corridos, con la diferencia de que es una historia relacionada con hechos “sexuales”, donde es clara la relación de poder que ejercen los hombres sobre las mujeres.
En su página oficial, el grupo afirma que su nuevo concepto musical repercutió en la cultura mundial, por lo que actualmente son considerados por sus seguidores (hombres/onvres en su mayoría) como un grupo “de culto”. En este sentido, vale la pena preguntarse ¿por qué es apreciado como “de culto” un producto mediático que se basa en la representación más explícita, burda y vil de todas las formas de violencia contra las mujeres? ¿Por qué lo permitimos, aun cuando conocemos las repercusiones que puede tener en la sociedad y en la vida de las personas?
Imagen: página web del Grupo Marrano
La canción “El cara de verga” hace apología de la violencia contra las mujeres; representa la mismísima cultura patriarcal en la que estamos inmersas. Comienza con la presentación del personaje principal de la historia, un criminal que sale de la cárcel a hacer “justicia” por su propia mano ante las acciones de “su mujer”. Él cree que sabe lo que debe y no debe hacer Marielva, porque es suya y se cree con el derecho a controlar su cuerpo y, por supuesto, su sexualidad. Él, ¿por ser hombre? se coloca como moralmente superior a ella, es un justiciero. Marielva aprovechó su estadía en prisión para ejercer su sexualidad, cosa que al parecer NO le está permitida. Por este motivo el macho decide amenazarla, violentarla y violarla introduciendo su pene en la boca de ella, utilizándolo como arma letal para asfixiarla. Después de cometer este feminicido -porque no es otra cosa- él sigue con su vida como si no hubiera pasado nada. Es una caricatura de la realidad, un manual grotesco para feminicidas.
Según la canción, las mujeres seríamos un bien común (rancia premisa patriarcal) pero controlado por algún varón, es decir, un bien común con “dueño”. Seríamos propiedad de aquel que nos quiera tener como “su mujer”, mismo que se asume con el privilegio de controlarnos moral, económica y sexualmente. La historia planteada a través de sus estrofas apunta a que ellos tienen el derecho de apropiarse del cuerpo de las mujeres.
En su (i)lógica, el criminal impide que Marielva ejerza su libertad sexual, ya que, al ser “su mujer”, su cuerpo le pertenece a él, no a ella. Marielva decide relacionarse sexualmente con otros hombres mientras su pareja permanecía encarcelado (no sabemos por cuánto tiempo, pudieron haber pasado 5, 10, 20 ó 30 años), motivo por el cual, él tiene el firme deseo de violentarla al quedar libre, de mutilar y quemar aquello que consideraba suyo, es decir, los senos y la vagina de Marielva. Como es un macho feminicida pasa del deseo a la acción: la viola y la mata.
En la canción es notable la justificación del feminicidio argumentada desde la barbarie: ella era una “puta”, por lo tanto, se le culpabiliza del delito cometido por él. Dicho de otro modo, la mujer le fue infiel al protagonista, por lo tanto, se merecía lo que éste le hizo. Si Marielva no le hubiera sido infiel, él no la habría violado ni matado. Así es como Grupo Marrano también hace apología de la cultura de la violación, concibiendo a esta última como un hecho justificable, un chiste que a nosotras no nos hace reír.
La agrupación regiomontana reproduce la violencia, la ideología patriarcal y la cultura de la violación apoyándose en la industria musical con la justificación de que hacen este tipo de música para “divertirse y relajarse un poco” (eso dicen sus integrantes). La industria de la música permite, sin ninguna traba, la reproducción de dicha ideología, principalmente mediante plataformas de internet como son Facebook, Twitter, Spotify y YouTube. Cualquier persona que tenga acceso a éstas podrá escuchar su música. Sumado a esto, otros medios de comunicación como la radio y la televisión han transmitido sus canciones o halagado su forma “original” de componer (el 21 de abril del presente año, hubo una transmisión en vivo de una entrevista con Grupo Marrano a las 21:00 hrs. en el programa “Azul de Noche” conducido por Jorge Lozano en el canal 7.2 de tele abierta perteneciente a TV Azteca Noreste).
En México, según estimaciones hechas en 2010 por la Secretaría de Salud, cada 4 minutos había una violación, es decir 360 mujeres al día eran víctimas de este delito. Para 2016, los casos reportados aparentemente fueron menores, pero manteniéndose en un nivel de alarma: cada 24 horas se denunciaron al menos 81 casos de violencia sexual en el país, es decir, entre 3 y 4 violaciones o abusos sexuales por hora. La cultura de la violación está muy presente en México y es la que facilita la comisión de todo tipo de crímenes sexuales contra las mujeres, al tiempo que conduce a que en el imaginario colectivo las víctimas sean culpables o merecedoras de estos actos infames en su contra. Esto pese a que jurídicamente se sanciona la violación como delito grave. En el Código Penal Federal conlleva una pena de 8 a 14 años de cárcel (sí, es poco frente al daño que causa).
Artículo 265.- Al que por medio de la violencia física o moral realice cópula con persona de cualquier sexo, se le impondrá prisión de ocho a catorce años. Para los efectos de este artículo, se entiende por cópula, la introducción del miembro viril en el cuerpo de la víctima por vía vaginal, anal u oral, independientemente de su sexo. Se considerará también como violación y se sancionará con prisión de ocho a catorce años, al que introduzca por vía vaginal o anal cualquier elemento o instrumento distinto al miembro viril, por medio de la violencia física o moral, sea cual fuere el sexo del ofendido.
Sin embargo, tampoco podemos dejar de ver que el sistema penal, tal como opera en la práctica, es un eje fundamental para la pervivencia de la cultura de la violación en México: la mayor parte de los crímenes sexuales que se cometen en el país quedan impunes y los agresores sexuales actúan con conciencia de ello.
¿Acaso no es escalofriante que el Grupo Marrano se mofe de esta realidad?
Tras seis discos de doce canciones cada uno aproximadamente, el grupo ha logrado tener en su cuenta oficial de Facebook @grupomarrano 20,751 likes y 20,359 seguidores, además de 405,969 reproducciones y 1,690 subscriptores en youtube. Pero eso no es nada, en la plataforma de Spotify tienen 75,579 oyentes en los últimos 28 días, de los cuales 17,347 los escuchan en la Ciudad de México; 3,402 en Monterrey; 2,452 en Guadalajara; 2,272 en Puebla y 1,967 en Morelos, además de 14,764 seguidores.
El público digiere con tal naturalidad los elementos de la ideología patriarcal contenidos en las canciones del Grupo Marrano que, incluso, los encuentra graciosos y festeja sus letras, llevando así a “El cara de verga” a ser la canción más escuchada del grupo. Además, la gente –básicamente el público masculino- manifiesta abiertamente su afinidad con la ideología propuesta por Marrano, como la objetivación de las mujeres, al reproducirla en redes sociales y seguramente en otros lados:
Para entender esto, nos es útil lo que señala Rita Segato en “Las estructuras elementales de la violencia” (Buenos Aires, 2003) sobre la “violencia moral”, concepto que usa para referirse a todo aquello que envuelve agresión emocional aunque no sea consciente ni deliberada. Esta violencia, nos dice la autora, además de ser legitimada por la costumbre y la cultura, es el más eficiente mecanismo de control social y de reproducción de las desigualdades, dada su sutileza, su carácter difuso y su omnipresencia en los procesos de sociabilidad. Una de sus características es su diseminación masiva, lo cual garantiza su naturalización, es decir, que se le llegue a considerar parte de los comportamientos “normales” en sociedad.
La violencia moral es un elemento clave en la perpetuación de un sistema de dominación masculina, es decir, de un sistema en el que lo masculino es entendido como superior a lo femenino y donde se legitima el ejercicio de poder de los hombres sobre las mujeres, siendo la violencia el instrumento central para ejercer ese poder. Esta violencia se traduce en elementos como los siguientes: ridiculización, coacción moral, intimidación, condena de la sexualidad femenina, desvalorización cotidiana de la mujer, de su personalidad y trazos psicológicos, de su cuerpo, de sus capacidades intelectuales, de su trabajo, etc. Pero también se manifiesta en gestos, actitudes, miradas y otro tipo de expresiones no verbales.
El Grupo Marrano hace gala de esta violencia moral en cada una de sus canciones y de sus performances musicales. Los postulados teóricos de Segato nos permiten entender la razón por la que grupos como éste y la industria cultural de la que derivan, reproducen ese discurso misógino y violento: ello es necesario para mantener el sometimiento de las mujeres a manos de los hombres, es decir, para preservar todo un sistema social machista.
Es por esta razón que es “permisible” narrar el feminicidio de una mujer como si fuera un cuentito infantil, haciendo que la víctima parezca la culpable, porque, claro, eso le pasa por andar de “puta”. Así piensan los feminicidas de las 7.2 mujeres asesinadas al día en nuestro país -hombres que se sienten con el derecho de utilizar el cuerpo de una mujer como si fuera un objeto-, pero también millones de hombres que, sin llegar al feminicidio, reproducen esas ideas misóginas en charlas, chistes, discursos públicos, canciones y hasta en poesía.
¿Será casualidad que los integrantes del Grupo Marrano hayan decidido cubrir su identidad con máscaras y/o narices “de puerquito” y que no se presenten con su nombre real sino con seudónimos que llevan implícita la palabra marrano?: Marrano Saltillo, Puerquirri, Marrano Lombriz, Marrano Pegajoso… no importa cómo se llamen. Lo que importa, lo que celebran, es ser un marrano, un vil. Y la sociedad celebra con ellos –basta ver el éxito del grupo.
Frente a este panorama, cabe darle una ojeada al capítulo J de la Plataforma de Acción de Beijing que el Estado mexicano signó, el cual habla de defender y promover los derechos de las mujeres en los medios de comunicación. A la letra dice:
“Hay que suprimir la proyección constante de imágenes negativas y degradantes de la mujer en los medios de comunicación, sean electrónicos, impresos, visuales o sonoros. Los medios impresos y electrónicos de la mayoría de los países no ofrecen una imagen equilibrada de los diversos estilos de vida de las mujeres y de su aportación a la sociedad en un mundo en evolución. Además, los productos violentos y degradantes o pornográficos de los medios de difusión también perjudican a la mujer y su participación en la sociedad. Los programas que insisten en presentar a la mujer en sus papeles tradicionales pueden ser igualmente restrictivos. […]”
Pese a este compromiso, adquirido con la comunidad internacional en materia de derechos de las mujeres, el Estado mexicano ha ignorado su deber de hacer cumplir tales disposiciones, como se puede constatar con la mera existencia del Grupo Marrano –como tantos otros- y con la amplia difusión que sus canciones tienen en los medios de comunicación y entretenimiento.
A nivel más general, podemos decir que el Grupo Marrano fomenta la “ideología del macho”: cualquier hombre que NO pueda demostrar su virilidad no es digno de ser hombre ni persona. Una de las formas de demostrar dicha virilidad es mediante la representación del órgano sexual masculino como un instrumento mediante el cual se puede ejercer poder, utilizándolo, por ejemplo, como arma letal (dice Rita Segato que no es casualidad que los hombres le llamen: “pistola”, “espada”, “machete”, “escopeta”, “cuchillo”, etc). Desde esta perspectiva, en la canción, el delincuente mata a Marielva asfixiándola con su miembro viril, dejando clara así su ”hombría”, cosa que lxs seguidorxs de la agrupación celebran.
Sin duda alguna, la violencia sexual en los productos musicales no es exclusiva de un grupo o de un género específico sino de toda la industria musical. Existen miles de canciones consolidadas como “éxito” o “hit” que tienen contenido machista y violento, tanto en español como en inglés, en francés, en chino o en cualquier idioma. Así que hay que tener cuidado con lo que estamos escuchando, tarareando y cantando pues a veces sólo ponemos atención al “buen ritmo” o, al estar en un idioma desconocido, pasamos las letras de las canciones por alto. Pero, en definitiva, no podemos seguir normalizando la violencia y siendo cómplices de una industria musical que promueve mensajes patriarcales, machistas y violentos bajo el argumento capitalista de: “eso es lo que vende”.
¿Recuerdan que juntamos más de 12 mil firmas para exigir la destitución de Marcelino Perelló Vals de la UNAM, otro macho que hacía apología de la violación y fomentaba la violencia contra las mujeres desde RadioUNAM, una radiodifusora pública? Si logramos que ese misógino saliera de la UNAM, ¿qué podríamos hacer respecto del Grupo Marrano? ¿Cómo podríamos lograr, como sociedad civil organizada, que este grupo y otros similares dejen de ser una opción en la oferta musical de radiodifusoras y plataformas de internet? ¿Cómo impediremos que la ideología misógina y feminicida se siga difundiendo a través de los medios masivos de comunicación?
Pensemos juntas. Esperamos tus comentarios.