“Pretender convencerme con tu discurso de que todo lo que posees materialmente es producto de tu esfuerzo laboral honesto de años como mujer independiente en un país que, por demás, observa un grado de misoginia extrema en cualquier rubro de índole social…”.
“Y me insultas diciéndome que tu salario de mujer y súper actriz mexicana te ha bastado para pagar los lujos extremos que ahora posees”.
“También soy madre de una hermosa y valiente mujercita que a sus 19 años ya conoce esta terrible realidad y la enfrenta sola, pues yo no puedo permitirme el lujo de apoyar sus aspiraciones de actriz de verdad y sus necesidades mínimas con los escasos $4500 menos impuestos que recibo cada fin de mes a partir de las tres de la tarde que pasa el corte, siempre y cuando no haya algún problema con el sistema del banco. Vivo por debajo y al día, gano mucho más que el promedio del resto de muchas mujeres independientes mexicanas madres solteras que para subsistir están expuestas a condiciones de trabajo extremas, a dejar a sus hijos para salir a buscar la miseria que les sirve para alimentarlos…”.
Nota al pie: La que Arde, con todo el respeto por el lúcido y sensible discurso de la profesora, disentimos en la parte que alude a las asistentes de limpieza.