Queridas colibris…esa parábola que nos da un nombre nos ha enseñado que “debemos hacer lo nuestro”. Con el tiempo, y gracias al amor y el empeño que todas hemos puesto en la tarea de construir ese “hacer lo nuestro”, hemos tenido aprendizajes, altos y bajos, cambios, retrocesos, pero siempre ilusión. Como todas saben, esta iniciativa empezó en el parque Viveros, en el df, con el kru Enrique Medina como entrenador. Luego, en el tiempo en que Bonebreakers Central era una Academia, entablamos contacto con el maestro Raúl Senk quien apoyó al Comando al albergarnos en la academia, poner a nuestra disposición equipos, entrenadoras/es, espacio y otras posibilidades. Este fue un paso importante para el comando, pues allí la vida nos encontró a Kat, a Darinka y a Tere, quienes nos hemos esforzado por garantizar las condiciones que la misma experiencia nos ha mostrado como mínimas. En este espacio y en este momento, pudimos ver otros horizontes como, por ejemplo, la necesidad de formarnos de manera responsable, según los fundamentos del Comando y teniendo la conciencia de que nos estamos jugando la vida, ni más ni menos. Lo anterior supone autonomía, como ya lo sabemos, disciplina, entrenamiento, condiciones materiales.
La vida misma también nos impuso el reto de cambiar de lugar, de re pensar nuestra relación con el equipo “hermano” de Muay Thai y de irnos consolidando en pro de lo que deseamos. En este punto, quiero hacer un reconocimiento a la ardua labor de Kat y Darinka, quienes dedican su vida a este proyecto. Para bien o para mal, Fust 2.0 representó una oportunidad de mejorar: hacer uso de un espacio dotado, con sanitarios, con equipo, con la posibilidad de entrenar fust, abrir un grupo de muy thai para mujeres y tener acceso al espacio otros días fuera de los entrenamientos normales para hacer nuestros entrenos especiales, entre otros. En este espacio, hemos hecho un esfuerzo grande para mantener tres horarios de entrenamiento, entre los cuales uno es liderado por Enrique, por las razones que ustedes ya han expuesto. Estos horarios (allí los denominaban “estelares”) fueron propuestos por las que entrenábamos en Bonebreakers, para favorecernos a todas, incluyendo la formación técnica de Kat, su compromiso como entrenadora de Muay Thai y su carrera como peleadora. No ha funcionado este espacio, ha sido una apuesta que no salió como esperábamos.
Ahora estamos en este punto. Sabemos que las mudanzas nos destabilizan, generan mucha incertidumbre en todas y desgaste. Como afirma Darinka, es muy positivo que participemos y nos escuchemos, que podamos expresar nuestros sentires. En particular, me preocupa que se maneje la idea de una dependencia con el kru Enrique. El kru Enrique es un elemento fundamental en el Comando y reconocemos su trabajo, su aporte. Pero pensar esta relación como una dependencia es desconocer el trabajo de Kat y Darinka y el de todas quienes hemos apostado. Poco a poco hemos ido transitando hacia nuestra formación como instructoras, reitero. Es un trabajo duro y lento y debemos comprometernos realmente en esto, lo que implica entrenar por lo menos dos días en la semana en comando y diario de manera individual. Tanto para Kat, como para Darinka y para mi, volver a entrenar en un parque, en la calle, es un retroceso, pues nuestra experiencia en el Comando así nos lo ha enseñado. Nuestro fuerte, por decirlo de alguna manera, es la formación técnica y esto demanda cierto tipo de condiciones materiales, entre las más importantes un tatami. Como también lo ha expresado Darinka, el entreno los sábados, en ese horario, en ese lugar, es transitorio…Estamos en la búsqueda de un espacio idóneo, donde podamos conservar los mismos horarios y abrir nuevos en la mañana, que tenga lo suficiente y, sobre todo, que sea de acceso fácil y seguro…ello, por supuesto, implica transformaciones y demanda de nosotras, las colibríes, un “hacer lo nuestro”, lo que significa que se nos agota el tiempo para formarnos como entrenadoras, quienes lo deseen, y sí, de construir autonomía, equipo, comando. Allí es donde queremos llegar, donde debemos llegar. Este es un llamado de ánimo, un conjuro a las tristezas que algunas han sentido, al vacío de la incertidumbre. estamos confiadas en que nuestro aletear es más fuerte, que con organización podemos tener lo que soñamos…nos convoca a ser optimistas, a escucharnos con humildad, confiar y, sobre todo, a no bajar la guardia. Nuestro bosque se incendia, por lo mismo no podemos dejar de luchar, de llevar una gota de agua en nuestros picos y de “hacer lo nuestro”….