Un día decidí tatuarme que soy puto para que no se me olvidara. Fue después de descubrir que no hay peores enemigos que los que una carga en el cerebro. Había que someter a los fantasmas y curarlos de sus propias adicciones. El muro de Berlín y el darwinismo social están en mi cabeza. Los construyeron mi burócrata y mi …
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